Atrapados sin salida y sometidos a los designios de los humanos. Es el destino de cientos de delfines que cada año son acorralados en Japón. A la tradicional caza anual le ha acompañado la no menos habitual polémica. Aunque esta vez la denuncia ha sido compartida por la embajadora estadounidense en el país nipón, Caroline Kennedy, que ha calificado la práctica como "inhumana". Informe Euro News:
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