El Aeropuerto Juancho E. Yrausquin en la isla de Saba, tiene la pista de aterrizaje comercialmente útil más corta del mundo.
A pesar de la reputación de ser el más peligroso del mundo, no han ocurrido accidentes. La mala reputación del aeropuerto se debe a su ubicación: está rodeado por un lado de altos cerros, en el otro lado de la pista y en ambos extremos, acantilados que dan al mar. Además, la pista de aterrizaje es muy corta (400 metros), hace pensar que un avión podría rebasar la pista durante el aterrizaje o despegue y terminan en el mar o en los acantilados rocosos.
Aunque está oficialmente marcado como cerrado al tráfico, los helicópteros y los aviones regionales de hélice son capaces de aterrizar en dicha pista (no así los jets).
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