Que el problema de la obesidad comienza a ser serio en los países del Golfo Pérsico se demuestra en la intervención del propio rey Fahd de Arabia Saudita en el caso de este joven de 600 kilos de peso.
Inmovilizado literalmente en el segundo piso de su edificio, su traslado a un hospital de Riad desde su localidad natal para ser sometido a tratamiento ha sido convertido en asunto de Estado.
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