El sacrificio de Amar le causó grandes dolores durante varios años, hasta que su brazo quedó totalmente atrofiado e inservible. El amasijo de huesos y piel que lo conforman ahora ha perdido toda su movilidad. Su mano ha quedado retorcida como una grotesca garra de la que nacen unas uñas enroscadas sobre si mismas que no han sido cortadas hace años.
Sin embargo el dolor que sufrió durante años ahora ha desaparecido y Amar siente que su sacrificio le ayudó a desprenderse de los deseos de su vida mortal y alcanzar una mayor comunión con Shiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario