Las suricatas suelen ser criaturas simpáticas; por ello, en su zona de origen es frecuente que se las domestique como mascotas. En Occidente no se las considera aptas como animales de compañía, puesto que su comportamiento es sumamente destructivo en un domicilio urbano; en numerosos países la tenencia de suricatas, como de cualquier animal salvaje, está penada por la ley. Estos animales pueden transmitir la rabia, por lo que en África han sido perseguidos, aunque no ha disminuido mucho su número como para estar en peligro de extinción (Wikipedia).
Según la dueña de esta suricata son legales en el Reino Unido y se pueden comprar en una tienda de mascotas exóticas.
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