El médico que llevaba la heladera con el órgano tropezó “con uno de los baches que hay en la calle" según sus dichos, para colmo, la heladera mal cerrada, se abrió sobre el asfalto y dejó caer todo el contenido: tanto las bolsas de gel como el corazón.
Fue sólo un susto y todo salió bien porque el órgano se encontraba protegido, el órgano resistió el golpe y la operación se llevó adelante como estaba programada.
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