Pagana y antigua. La historia de la danza sobre las brazas, maldita por la Iglesia Ortodoxa y prohibida por el gobierno comunista de Bulgaria, se remonta a los tracios. Ellos adoraban al sol como un dios y creían en la inmortalidad.
En Bulgaria, la costumbre se ha conservado en su forma auténtica en el pueblo de Bvlgari, que se encuentra en las montañas.
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