Ante la encrucijada de sacrificar la vida de decenas de hombres o dejar completamente fuera de control la central de Fukushima, el Gobierno japonés no ha dudado hasta ahora: "El abandono es imposible". Cuando hace dos días la empresa Tepco decidió sacar indefinidamente a los últimos operarios de la planta, temiendo que sufrieran dosis letales de radiactividad, un directivo consultó con el primer ministro, Naoto Kan. El líder japonés se negó alegando que los empleados deben asumir la posibilidad de perder la vida en su intento de salvar al país de un desastre nuclear.
"Si el abandono es imposible, [Kan] nos estaba diciendo: 'Seguid hasta que la exposición a la radiactividad os mate'", ha revelado el directivo de Tepco al diario japonés 'Mainichi'.
fuente: elmundo.es
Fukushima ha reducido su personal después del terremoto y el maremoto. Se quedó en 50 irreductibles que siempre han estado dentro de la central excepto unas horas tras una breve evacuación esta semana. Después aumentaron a 180. Son los liquidadores, expertos en evitar una catástrofe. Muy pocos de los liquidadores que trabajaron en la central de Chernóbyl hace 25 años están vivos.
Japón conserva la cultura del sacrificio por la comunidad. Los 180 de Fukushima representan esa tradición de luchadores, de samuráis que dan su vida por un bien superior. No solo ellos, también los pilotos de los helicópteros y cualquiera que se acerque a menos de 30 kilómetros de distancia corren un riesgo potencial. En uno de los vídeos que siguen a continuación, un especialista estadounidense asegura que los liquidadores son como los bomberos que entran en un edificio en llamas, no piensan en si van a morir, solo piensan en apagar el incendio. Los expertos sostienen que las próximas 48 horas son decisivas.
Las condiciones en Fukushima son pésimas: peligro de explosiones y contaminación radiactiva, frío y oscuridad. Un trabajo de titanes, sin descansos, sin horarios, casi sin esperanza. Colgados de ese hilo de esperanza pelean, y con ellos todo Japón.
fuente: elpais.com
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