El 15 de marzo, día de los derechos del consumidor en China, el propietario de un Lamborghini Gallardo decidió expresar su descontento con la marca de la forma más bizarra.
Hace seis meses, el dueño compró su deportivo. Empezó a dar problemas el 29 de noviembre, cuando se negó a arrancar. Se lo llevaron a revisión y no solucionaron el problema, con el agravante de que también apareció con daños en los paragolpes y el chasis tras ser remolcado. Nadie se hizo responsable de eso.
Tras intentar contactar sin éxito con los más altos ejecutivos de la marca para que solucionasen su problema, decidió cortar por lo sano, y nunca mejor dicho. Anunció públicamente la destrucción de su coche con un grupo de obreros armados con mazos.
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