Tom Thum, armado con sólo un micrófono, empuja los límites de la voz humana para crear increíbles pistas de sonido con ritmos imposibles y sonidos fenomenales, desde un vinilo rayado, a Michael Jackson, escuchando en este viaje, el sonido del didgeridoo, la música de La India, Japón y toda una banda de jazz de los años cincuenta en un repertorio vocal impresionante.
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