Mujer barbuda - Inglaterra

Harnaam Kaur es una mujer inglesa de 23 años que ha dejado crecer su barba. Sufre síndrome de Stein-Leventhal (o de los ovarios poliquísticos), una enfermedad que afecta a los ovarios, y provoca un desequilibrio hormonal que le hace crecer el vello. Tenía sólo 11 años de edad cuando su vello comenzó a crecer. Pasó sus años de adolescencia tratando de esconderse y depilándose dos veces a la semana. Víctima de la burla, ella se negó a salir de su casa. A los 16 años de edad encontró el coraje para aceptar su vello facial, después de convertirse al sijismo. La religión dice que el cuerpo se debe dejar en su estado natural, el cabello no se debe cortar. Tras años de burlas y tortuosos métodos de depilación la mujer ha decidido dejar crecer el vello como un símbolo de su liberación.

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Cómo dibujar tu mano en 3D

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Mira este accidente grabado en dash cam... si en Rusia

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Un gato destruye parte de la instalación olímpica del Adler Arena en Sochi, Rusia

El incidente ocurrió el 3 de octubre 2013 en el centro de patinaje Adler Arena en Sochi, Rusia. Una cámara de vigilancia filmó el momento en que un gato cae y destruye parte del techo. Afortunadamente, no ocurrió durante los Juegos Olímpicos (el gato salió ileso).

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Okunoshima la Isla de los conejos - Japón

Okunoshima, una pequeña isla ubicada en el mar interior de Japón entre Hiroshima y Shikoku, que solía ser un cuartel militar secreto donde se fabricaba gas venenoso durante la guerra, no era exactamente el tipo de lugar en el que se podría pensar pasar una tarde idílica. Por supuesto, eso fue antes de que los conejos se hicieran cargo.
En 1971, un grupo de escolares liberaron a ocho conejos (que eran utilizados para experimentos), pasó el tiempo y los conejos hicieron lo que mejor saben hacer, ahora la isla de 700 metros cuadrados, es el hogar de más de 300 animalitos de largas orejas, otorgándole a la isla el sobrenombre de “Usagi Shima” (Isla Conejo).
Mientras que en el museo de sitio de Okunoshima dan cuenta de como utilizó Japón el gas venenoso a numerosos grupos escolares durante décadas, la isla recientemente se unió a la lista de cafés y tiendas donde se alquilan gatos ó perros, convirtiéndose en destino turístico para observar y convivir con animalitos kawaii. Incluso, algunas agencias de viaje han comenzado a ofrecer un plan turístico llamado “Vamos a jugar con los conejos” en idioma japonés e inglés.
Aunque son salvajes, los conejos de la isla conviven con los seres humanos y se acercan en masa a los visitantes buscando algo de comer, sobre todo en los meses más fríos cuando su fuente de alimentos naturales son escasos. Los visitantes pueden acariciar a los “wascally wabbits”, aunque los niños deben ser supervisados por un adulto.  Perros, gatos y otras mascotas no están permitidos y el costo de entrada sin contar el transporte en lancha es de 17,020 yenes ($219.50 USD). Fuente: CNNJapan

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